Convencido de que lo mejor, esta por venir.

6.8.10

"Y AHORA SE MUY BIEN QUE ME LLEVARAS HASTA DONDE ESTES, A DONDE VAYAS"

        Jueves 22 de Agosto de 2010, sale a la calle el disco ESPEJOS, primer trabajo solista de Andrés Ciro Martinez, “El Ciro”. Sin ningún tipo de expectativa alguna, al salir de laburar, volviendo a casa la Pakum me dice en la puerta de Musimundo: “Esperá que voy a ver si salió el disco de Ciro”. Ante la negativa, se resignó y seguimos caminando y a los pocos metros, desde la disquerías Semifusa se escucha en los altoparlantes la voz del “perón”. Ella entra atolondrada a buscarlo. Me quedo en la puerta oyendo ese tema que sonaba y tu juro por mi abuelo hermano, fue una sensación de nostalgia muy fuerte, tanto que se me hizo un nudo en el estómago y por un momento creía o quería creer que se trataba de un nuevo disco de mi banda, Los Piojos, pero no. De aquella terrible banda solo estaba en el parlante el Ciro, ahora es Ciro y Los Persas.


        Mi pensamiento con respecto a la separación fue y seguirá siendo el mismo. Se separaron porque Ciro quiso que eso pasara. Yo mismo lo critiqué bastante porque nos dejaba sin escuchar a Los Piojos en vivo, como que no importaba la gente que estábamos siempre. Se dijeron muchas cosas, que laburaban como una empresa, que ya no se podía opinar, que Ciro no se presentaba a los ensayos, etc. Ya se le había subido demasiado a la cabeza el famoso: “Es el líder”. Sabemos todos que la figura de Andrés es demasiado grande, y eso tarde o temprano iba a pesar en la banda al momento de tomar decisiones, opinar, aportar ideas, participar. Él era el que traía una idea y al ponerla sobre la mesa, la banda la aceptaba y a conciencia. Un claro ejemplo, siempre salvando las distancias, es El Diego, que fue y seguirá siendo el mejor de la historia, pero como persona deja demasiadas dudas. Pero él, nos hizo feliz como jugador y por eso lo idolatramos.

        Al Ciro no lo conozco, ni mucho menos soy su amigo, pero me quedo con lo que el tipo es como músico, como compositor, cantautor y showman. Y que sabe lo que un piojoso espera de su voz. Que sea una mala persona, no lo creo. Si es un poco egoísta como un nueve goleador, puede ser.

        Que impotencia saber que no se trata de Los Piojos. Siempre pensé que iban a ser como los Stones en el rubro: “toquemos juntos hasta los 80 años”.

        Volviendo al día del lanzamiento… Al escuchar esa voz que marco una etapa en mi vida, fue más fuerte que yo y te digo que no veía la hora de llegar a casa para descubrir de que se trataba lo nuevo del Ciro.

        Muchos me dirán: No era que no le vas a dar bola, que no interesa, que queres a Los Piojos, no querías ver a Ciro cantando con otra banda que no sea la de siempre, etc. Sí, todo eso es verdad. Pero una persona también debe hacerse cargo cuando cambia de opinión por el solo hecho de que el cariño, la admiración y el respeto por esa voz que me hizo tan feliz por mucho tiempo, fuera más fuerte que mi arrogancia y tenacidad ante la idea de que jamás los volveré a ver juntos arriba del escenario. Como dijo alguien por ahí: “Se bajó de un Barco Gigante y se subió a una bote”. Esa opinión es válida y la comparto. Lo que no creo es que Ciro solo, llegue a lograr lo que lograron Los Piojos. Fue una banda demasiado grande, entendelo.

        Si sos un piojoso de alma te das cuenta de que no es lo mismo, Los Piojos son Los Piojos y Ciro es Ciro, es simple. Su nuevo proyecto esta marcado por su estilo, no son Los Piojos. Estuve mirando videos de los temas piojosos que hace con Los Persas y no, a esos temas les falta la música de Los Piojos, jamás volverán a ser los mismos.

        Me doy cuenta de que NO PUEDO no bancarlo, siento cariño, respeto y admiración, como lo dije antes, por la capacidad que tiene ese Showman, compositor y cantante. Me doy cuenta que lo apoyo y lo sigo. “Que salga el Ciro y todo el año es carnaval”.

        Mi ser respondió con el corazón y no con la cabeza. Me retracto y ahora sí digo: “Te vuelvo a bancar Ciro”. Quiero escuchar temas piojosos en todos los recitales por más que ya tengas 10 discos grabados, aunque sin las cuerdas de Tavo, la alegría de Micky, los acordes de Piti, los golpes de Rogger y la conga de Changuito. Jamás volverán a ser los mismos. Pero jamás me dejes sin esas canciones que escribiste, esas que llevo en el corazón, la familia piojosa necesita escucharlas de por vida Ciro.

        Para todo aquel que me conoce sabe que llevo a Los Piojos en la sangre, alma y corazón. Porque con esa banda prácticamente que me crié. Recuerdo cuando en el ´95 en una de las veredas de la Av. Sáenz, en Pompeya, mi viejo, al ver un puesto de cassettes y cds truchos me dice: “ahora elegí el que quieras”. Y junto con no se que otros discos del momento, como costaban el módico precio de $3.00 agarré ese cassettes que decía la leyenda: “Ver Lámina Adjunta”. Ese tape me llamó la atención por su color rojo furioso con bichos extraños en la tapa, el nombre de la banda y su título Ay Ay Ay, y lo elegí. Jamás había escuchado algo siquiera de ese grupo. Ese cassette lo habré escuchado fácil, una sola vez mientras hacía vaya a saber que otra cosa. Como muchos de los que están leyendo esto, empezamos a darle pelota a Los Piojos recién cuando nace su tercer disco: Tercer Arco, que fue ahí cuando llegaron a la masividad de la mano de El Farolito, Maradó y Verano del ´92.

        Enfermaba con esta banda a todo el mundo. Con una remera, un dibujo, una frase, una pulserita, pósters, algún que otro merchandising menor, etc. Porque la idea era que todo aquel que no los había escuchado, que lo escuche, porque esa era la cuestión, que comparta ese sentimiento. Dar a conocer desde mi humilde aporte a que se valorara con todos los honores a esta banda que para mí, era de puta madre. Que se reconozca y se acepte que esa banda de El Palomar proponía algo diferente, desde sus letras, con un estilo propio y combinando ritmos rioplatenses, congas, rock, tango, blues… Era una música excelente que me alegraba el alma cada vez que le daba play y cantaba desde la primer letra hasta la última de cada disco, haciendo de esa obra algo que me represente, que me entienda, que me describa.

        Recién en Octubre de 2000 en el Estadio de Atlanta tuve la posibilidad de vivir en carne propia lo que se siente ser parte de un Ritual. Era tal la emoción y la ansiedad que sentía el día del recital, que sinceramente no creo que vuelva a vivir esos sentimientos con ninguna otra banda de rock. Noche marcada por lluvia, antorchas, guerra de barro contra la platea, risas, “ahí va una zapatilla” o “guarda que viene una botella”, la lona y su intento en cubrir media cancha con simpáticos agujeros, banderas, bengalas, petardos, y muchas otras cosas más. Eso era un Ritual, alegría pura. Lo dijo Ciro alguna vez: “Cuando tocan Los Piojos no es ni un show ni un recital, es una fiesta”. Y todo por sólo $12 (hoy impensado).

        Con mis amigos del alma Marcos y Marce, fuimos a todos lados donde pudimos. La creación del glorioso trapo en le garage con la ayuda de Sergio. Los momentos vividos, las previas, el viaje, el entrar al estadio y ver el escenario listo y esperando a que se apaguen las luces de golpe, y en ese momento mamita querida. La ansiedad se hace cargo entre empujones para un lado, para el otro, y el clásico: “Mamá yo quiero mamá, que salga El Ciro y todo el año es carnaval”, se apoderan de vos y te juro que en ese momento ya nada más te importa en la vida que disfrutar esa noche lo mejor posible.

        Sabes bien a que me refiero si te digo que luego de ese grito del Ciro, solo el cubre césped de plástico suena, y al compás del sube y baja canta el sonido galopante de aquel caballo en celo, que te hace saltar cuatro veces sabiendo que se viene un tsunami. O ese punteo tan simple (que hasta un púber aprendiz puede tocar con solo oírlo una vez) que sale de las cuerdas de Micky, anticipando un plato fuerte de cada fiesta. En ese momento sabes que te queda arengar el tema sin mirar al escenario ya que estará cubierto por cientos de chichas al hombro llorando y revoleando la remera, con el sueño de ser subidas a ese altar. Cuando Tavo con ese acorde seco delata que hay que levantar el trapo para que nombren tu barrio o ciudad, y cuando eso pasa sentís que ya nada más podes pedir. (en Huracán, de locales, el Ciro leyó nuestro trapo 3 veces, y lo tengo todo grabado, un documento único). Porque ese tema es el cierre del Ritual, porque ese tema lo seguís cantando mientras salís del estadio, en la vereda, en el bondi, porque ese tema fue siempre un “chau, nos vemos la próxima”, porque ese tema ya nunca será agradable como lo fue siempre, porque esta vez el Finale es de verdad.

        Demasiadas jornadas de rock piojoso vivimos: Atlanta, Ferro, Vélez, Boca, River, Polideportivo de Mar del Plata, Patinódromo de Mar del Plata, Estadio Único de La Plata, Cosquín, Quilmes, Pepsi, a beneficio de los inundados de Santa Fé, Polideportivo Gimnasia y Esgrima de La Plata, Luna Park, Lunas , Lunas y más Lunas... Cuando tocaron más de 2 horas como antesala de honor de sus Majestades Satánicas un Diciembre de 2006 en el gallinero. Esa tarde lluviosa llegamos con Las Pelotas tocando y luego de ellos, la banda que amaba llegaba a tocar en el mismo escenario que sus ídolos, eso es muy grande. Realmente ese día fue uno de los más mágicos de la vida. Ese día fui a ver a Los Piojos y encima de eso, cerraban la noche los Rolling Stones, la banda madre de la historia del rock. Sin duda alguna fue un día glorioso, histórico e inolvidable, y por suerte pude saber de que se trató estar ahí. Si bien me gusta la música de los Stones y los banco, mi banda eran Los Piojos. Con ellos crecí, con ellos me identifique siempre, con su mensaje, sus pensamientos, su ideología, sus ganas, hacían que cada día me sintiese más y más orgulloso de ser un piojoso hasta la médula.

        La música de Los Piojos me alegró la vida durante 14 años, y eso, eso jamás lo voy a olvidar. Y me la va a seguir alegrando. Era mi banda, era la banda por la cual dejaba todo por ir a vivir la fiesta que se vive un día de Ritual. El día que salía el disco o las entradas a la venta ya sabíamos que algo insoportablemente alucinante e inolvidable estábamos por vivir, tocaban Los Piojos. Muchas pero muchas anécdotas acumulamos con mis amigos Marcos y Marce yendo a todos lados donde pudimos. La nena que me hace feliz también fue parte de esta historia los últimos cuatro años de esa aventura. El primer recital que fuimos juntos se puso una remera de Verde Paisaje de color rojo y con su pelo hermoso y brillante color sol, era la piojosa más hermosa que mis ojos pudieran ver. Fijate como debe ser, que en un momento que estábamos en un impasse, el tema Difícil nos encontró en un Luna separados y en diferentes partes del lugar, recordándonos uno al otro con melancolía y emoción. Fue un durísimo momento.

        También estuvieron con nosotros varios amigos como Juan, Sergio, Romi, Cande, Yayo, Coquito, Tanguito, Sol, Matías, Pope, Cholito, Cebolla, jaja y el que falte que se agregue, no me acuerdo, ya flashe mucho… Sumen anécdotas que quieran contar gente!

        Como olvidar el día en que sorprendieron presentando Civilización, en la mismísima Av. Corrientes tocando en vivo desde un camión. Recuerdo que me jefe se copó, y me dejo salir de la oficina en pleno mediodía a vivir ese día histórico en pleno Obelisco agitando los temas nuevos de la banda. Increíble, termina la caravana y ya estaban los discos agotados en las principales disquerías. Lo conseguí al terminar la jornada en una galería. O cuando gané dos entradas para el show de La Plata y salió mi nombre en la página oficial. Linda “torta” nos ahorramos ese día.

        Viajes, previas, risas, profundas emociones en cada tema recordando momentos personales, corridas, llovizna, lluvia torrencial, lluvia de barro, zapatillas, botellas, cánticos, arengas, frío, mucho frío, calor, mucho calor, agua, robo de carteles, pérdidas de cosas, bandera mojada pesando treinta kilos, fiebre, intemperie, espera, soledad, amistad, compañerismo, familia, goce, fiesta, alegría, bengalas, petardos, alcohol, papas fritas, humo, vapor corporal, agite, olor, color, pelea, hombros, alambrado, Maradona, Pappo, Chizzo, Tete, Tanque, Stones, León Gieco, La Chilinga (Dani Buira) Rada, el inefable Pancho Chévez, Ricardo Mollo, Omar Mollo, Mimí Maura, Manu Chao, Gillespi, y ahora no recuerdo más invitados pero seguro hay muchos más.

        En los shows se podían ver remeras negras, amarillas, rojas, azules, blancas, naranjas, celestes, verdes, marrones, cualquier color que se te ocurra. Familias enteras, chicos, grandes, bebes, abuelos, y ni hablar de un par de perros que nunca faltan en algún que otro recital. El pancho y los patys más caros del mundo, el agua y la gaseosa que sí bien siempre fueron caras, eran las más preciadas sin duda.

        Ciro, Micky, Tavo, Dani, Piti, luego Rogger, Changuito y Chucky, supieron despertar en mi, el amor que le tengo hasta el día de hoy al rock argento y todo lo que genera esa gran pasión, Esa esencia mágica que me hace defender y a apoyar a las bandas del under que la pelean con un esfuerzo admirable para lograr conmover con sus canciones a toda una generación, de la manera más rica como lo es el arte de la música. ¿Alguna vez te pusiste a pensar como sería la vida sin música? Mejor no pensarlo, a demás eso sería imposible de imaginar.

        Los Piojos fueron y seguirán siendo parte de mi vida, y es lo primero que les voy a hacer escuchar a mis hijos. Ahora para mantener la idea viva y recordando esos momentos vividos, me queda la voz del Ciro, con su nueva banda y espero que como él mismo lo dice: “Quiero una banda que logre conmover, como lo hicieron Los Piojos”. Espero tengas suerte Ciro, y como dice el tema: “Voy a llevarte en mi, y ahora sé muy bien que me llevaras hasta donde estés, a donde vayas, un tatuaje azul, en la voz azul”.

                                                                                                                                          Sebastian Barile.